ASOCIACION ""LA "MICHELA" C O R I A 1 9 6 0
coria1960@yahoo.es
PINCHA A LA IZQUIERDA PARA OIR EL HIMNO DELSEMINARIO
Crónica enviada por LUIS BLANCO:
Querid.s compas:
Por mandato de Pedro os envío un escrito que hice tras nuestro emotivo encuentro del 21 Ag. Y que les dí a él, Angel T. y Víctor para que lo corrigieran, aumentaran…y si parecía oportuno enviarlo al resto para que cada cual lo enriqueciera como le pareciese oportuno.
Mi escrito era algo muy personal, fruto de unos momentos, pero que podía ser inicio de algo colectivo.
Bueno, Pedro lo vio y cree que, más o menos, como salió de mi mente calenturienta, puede llegar a todos.
Así que ahí va, junto con los “ripios” que escribí para el momento y que leí en la comida, con la aportación que me había hecho Angel T.
Pero, además, aquel día se dijeron muchas cosas, que no acabaron de concretarse.
Creo que fue Luis Nemesio quien me pareció proponer que cada cual escribiera algo personal y alguien lo refundiera todo. O fue también mi mente calenturienta quien lo imaginó?
Sea como sea, yo eché en falta un momento en el que cada uno hubiera tenido la oportunidad de comunicar a todos lo que hubiera creído oportuno.
Hacía tantos años que no habíamos vuelto a vernos…
A mí me gustaría tener esta segunda oportunidad. Que cada cual nos comuniquemos lo que aquel día no pudimos.
Es mi propuesta: que continuemos comunicándonos. A nivel interpersonal, ese día hicimos lo que pudimos y luego cada cual buscará el mejor medio.
Yo siento la necesidad de retomar la comunicación que quedó cortada, para mí, en junio del 59. Para otros después. Para otros, antes.
Y ahí va, pues, mi aportación. Sin anta carga emotiva como los dos escritos adjuntos. Pero con el mismo deseo.
Lamento que Pedro Blázquez ya no esté. Los demás seguiremos el camino en cualquier momento.
Un abrazo y Salud.
P.D. Esto iba a haber salido hace…Pero la fe y la paciencia hacen milagros, mueven montañas, corazones…
Supongo que Pedro acompañará su crónica, recién salidita del horno.
Que sirva de salud.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-----………….-------------.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
CORIA, 2.010, Ag., 21
Versos para un reencuentro
1. 955: Estamos aquí, en la clase de Latín
sentados, compañeros.
Os veo, ayer como hoy (Acosta, Aparicio…Simón. Tomé..)
Como siempre desearía veros.
¡Cómo ha pasado el tiempo!
Y sin embargo y a pesar de todo, perviven los recuerdos.
D. Gregorio impartía la clase.
- Estoy viendo al entrar en el aula,
Encima de la mesa su cuaderno.
Y dentro,
Un pequeño lapicero
Que marcaba el nombre
Con quien el suplicio daría comienzo.
-“Como catedrales he tenido
Y los tengo.
El otro, el otro…ponte rodillas,
¡muñeco…!-
Había también otros maestros
Menos duros:
D. Ramón…D. Ovidio…
- ¿ Os acordáis del “pensum” ?
D. Félix, D. Esteban… en fin,
Son los nombres de algunos de ellos.
Y La Isla…
¡ Cómo la recuerdo,
Con aquellos solemnes eucaliptos,
Árboles que no existían en mi pueblo.!
Lo mejor de los años aquellos
- de después, muchos años en la escuela,
Cuando me hice maestro. -
¡ Los paseos,
-Chumbera arriba, chumbera abajo,
Chumbera en el centro-
Los recreos ¡
Y el “personaje”
Que nos dio la entrada y la salida:
- Él permanecería en el tiempo-
Marceliano, el portero.
Con su babi azul y su gorra, hasta las orejas, eternos.
Encorvado, maletín en mano de recados lleno.
Brasero arriba,
Abajo brasero.
En la “garita” y bajo la escalera, en la “cueva”,
Como un San Alejo.
Para él, a quien todos olvidan,
Una pizca de amor y recuerdo.
Y así, rápido o lento,
Según cada cual,
Fue discurriendo el tiempo.
Y nosotros creciendo:
Cuatro años, al final de los cuales
Nos separó de la vida el proceso.
Más fuertes y más sabios o santos,
Tal vez,
La Tierra nos separó por medio.
Vosotros…- ¿Cuántos erais?...me traiciona el recuerdo -
A Cáceres.
Y nosotros - Lalo, Víctor, Bienvenido y yo -
A Salamanca, … de momento.
……………………………….
Hoy, 21 de agosto, del diez del tercer milenio,
A la voz convocante de Pedro,
- Uno de los nuestros, -
más maduros,
sesudos y serios,
regresamos a Coria de nuevo.
Algunos de aquellos
Del cincuenta y cinco de mil novecientos
… ya se fueron…(Alberto sería el primero.)
Que la tierra les sea leve
A ellos.
A los que hoy aquí estamos
Y a los que no vinieron,
¡ Salud y alegría, compañeros!
Hervás y Coria. Agosto,2.010
(Leído durante la comida)
Angel, Pedro:
Esto es el borrador que me ha salido del corazón. Grogui, como quedé el día 21, me puse a dejar salir lo que quisiera salir.
Escribí a lápiz. Pasé al ordenador ( que me hizo una de las suyas y duplicó el trabajo) corregí, sustituyendo y aumentando…
Se me ocurre que es demasiado largo. Pero quiero que lo disfrutéis, al menos vosotros.
Con la ecuanimidad de que seáis capaces - y creo que la poseéis- corregid, quitad, añadid, sugerid…
Siempre he sido partidario más de lo grupal y colectivo que de lo individual. Hacedme caso.
Yo creo, que cuando hagamos esta ronda- a la que vosotros podéis añadir a quien os parezca oportuno, decidís- vosotros, mejor- qué destino le damos.
¿Se podría mandar a todos? ¿Cómo? (Los “ordenados” lo tenemos más fácil)
Yo hago otra propuesta, que me pareció escuchar- si es que se podía escuchar- a Luis Nemesio en la comida: Que a quien le apetezca escriba sus impresiones de “ la cossa nostra” y “alguien”- me temo que apuntábamos a ti, Pedro- lo coordine.
Yo, sea o no sea, creo que lo voy a hacer. Ya te dije, Angel, que es uno de mis “asideros.”
Bueno, en vosotros dos, personalizo a todos, muchos los había perdido y los he reencontrado. ¡Gracias!
Salud, buen trabajo y abrazos a Guadalupe…También de Isabel,
CRONICA DE UNA REENCARNACIÓ/RESURRECCION-que no muerte- ANUNCIADA ESPERADA
CRONICA DEL REENCUENTRO O….ENSUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO
CORIA, La CAURA VETTONA, 21 de agosto, de 2.010
Para todas vosotras, compañeras. Para todos nosotros, compañeros.
Resulta difícil, si no imposible, intentar siquiera, transcribir la experiencia de nuestra convivencia.
Simplemente: ¡ MARAVILLOSA, INCREÍBLE…! pero real.
Y estos son algunos “momentos/impresiones/ vivencias…” para que cada cual, en conjunto, (VOSOTRAS, también: por primera vez, y, desde ahora ya siempre, aparecéis unidas a aquel grupo de muchachos, la quinta, o cosecha, si alguien lo prefiere del 55, que volvimos a juntarnos este día).
Desde los días anteriores se esperaba con ilusión y ansiedad este momento. Cada cual lo había preparado a su manera: búsqueda de fotos o cualquier documento que conserváramos de aquella época, repaso por enésima vez de la lista que nos envió Pedro, removida del baúl de los recuerdos - de la memoria- pensar qué hacer, llevar :escribir unas palabras, por si la emoción nos “aturrullaba”…
No faltaban interrogantes y alguna que otra duda se cernía sobre nuestras cabezas.
¿Quiénes estaremos? ¿Vendrán éste, aquel…? ¿Cómo nos recibiremos?....
La cita era a las 10, en la explanada de la catedral. La “orden” se había ido expandiendo.
En grupitos, por pueblos o zonas…iniciamos el viaje hacia la ciudad y los compañeros tanto tiempo ensoñados. Absorbiendo, más que mirando el paisaje, recordando, recordando…
¡Cómo han cambiado los pueblos y el paisaje con los regadíos!
Imposible situarse ya en los alrededores de Coria, aunque la torre de la catedral siga siendo faro y guía.
Los “arrabales”, convertidos en barriadas nuevas, industrias o servicios.
¿Cómo estará e recinto amurallado, la ciudad vieja, que nosotros conocimos, paseamos?
¡Qué cambiado está todo: las murallas, el castillo, la explanada de la catedral!
¡¡¡ El palacio del obispo reconvertido en hotel!!!
-Luego recordaríamos los “acontecimientos” del traslado de sede, o cambio de denominación de la diócesis.
Y como abejas laboriosas- cada cual estampe aquí su metáfora- alegres y zumbonas, fuimos, cargadas de nuestra dulce miel y energizante polen, llegando a la colmena que tan fuertemente nos atraía.
Y sorpresa tras sorpresa - la mayor y más grata, la presencia de “nuestras” mujeres, de algún hijo o nieto -desde el primer instante se presentía que esto iba a ser diferente.
Y estallaron las emociones: rostros expectantes y luego radiantes, miradas curiosas y luego luminosas, bocas entreabiertas y luego “desbocadas” por las risas y las palabras. Palabras, palabras, sonrisas, abrazos. Esperas contenidas, que se desbordaban como manantial, se convertían en cascada terminando en manso fluir de agua pura y cristalina.
Tal vez sigamos pensando, incrédulos: ¿Esto fue verdad o un sueño?
Se disiparon todas las dudas o inquietudes: y nos íbamos aproximando. “Yo soy… de tal pueblo” “Y yo soy… de…”
¡Cuántos recuerdos y palabras que se agolpaban ansiosos por salir, que se negaban a salir, que se superponían…que creaban el sonido atronador de una gran colmena…
Y la explanada aparecía llena de vida, de luz, de color, de música…de sentimiento.
¿Quién podría describir aquellos momentos? - Sin duda, nada de esto ocupará escritos que pasen a los anales de la Historia…pero, seguro, seguro, que quedará grabado en lo más profundo de nuestras memorias y nuestros corazones, como quedaron grabados aquellos recuerdos, afectos…de 1955 y siguientes y que ahora estallaban, como erupción volcánica.
Los anhelos de entregar y recibir recuerdos, cariño, de fundirnos en un abrazo, quedaron colmados.
Pero flotaban ausencias: las de quienes ya marcharon, el primero de todos muy joven, Alberto. La de quienes no llegaron, por motivos de salud, como Pedro y Juan Antonio.
Y ahora, ya , con más calma, sin prisas fuimos entrando en la catedral, aquella inmensa catedral de nuestra adolescencia casi infantil, que nos asombraba con su coro, sus órganos, su altar mayor y retablo, las voces de los beneficiados y canónigos, el obispo allí arriba en su “trono” -¿ o tal vez se dice solio episcopal ?- El olor a cera e incienso, las lámparas, las verjas de hierro forjado…que creaban, en nosotros una sensación de sobrecogimiento.
Y ahora, ya, algo más calmados, fuimos entrando en la catedral, aquella inmensa catedral de nuestra adolescencia casi infantil, que nos anonadaba con su coro, sus dos órganos, el altar mayor y el retablo, el trono- o se dice solio - episcopal, el olor a cera e incienso, las lámparas y verjas de hierro-bronce forjado, que creaban en nosotros más que unción, sobrecogimiento.
Y nuestros curas, ausente Fernando, ( de aquel abundante número de llamados sólo quedan él, Angel T., Antonio L., Pedro Jesús M. y Juanjo R.) ahora con ornamentos litúrgicos, “concelebraron”, con Florentino y nosotr@s , acompañando con el órgano Pepe Delga, la eucaristía, que se dice ahora, en la que “cantamos”, es un decir, la “Missa de Angelis” y “Ubi charitas”, en gregoriano y alguna pieza ya de la reforma litúrgica.
Aquí ya fue el rechinar de dientes y el escaqueo. Sumando otras deserciones, algunos ocultaban como podían que no recordaban no ya la música, ni siquiera la letra; otros miraban de reojo con cierto rubor a ver si eran pillados en renuncio; quién hacía malabares mímicos intentando disimular; quién se esforzaba, eso sí, con toda discreción, en tratar de hacer realidad aquello de que “qui cantat, bis orat”; quién casi desgarraba sus pulmones - ya maltratados a estas edades por la vida o los vicios, la polución ATMOSFÉRICA, - arrebatado de efluvios místico-artísticos…
(La homilía y demás, para ti, Angel)
Emotivos fueron el recuerdo de los difuntos -¡ cuántos se van sumando!- y sobre todo La Paz. No era un rito, era sellar todo el cariño, esperanza…habidos y por haber-venir.
(La visita al museo se reserva a Pedro)
Los más disciplinados y aplicados - siempre hubo y habrá de todo en la viña del Señor -seguían el itinerario y escuchaban casi con unción mística y veneración las doctas explicaciones del director, deteniéndose, especialmente en El Mantel de la Ultima Cena, joya del “tesoro”.
Otros, reverdeciendo vicios o anhelos frustrados en el pretérito, con la alegría que da quebrantar las normas, ¡¡¡ hacían novillos!!! Y hasta se ufanaban de lo que ahora se podía y antaño, no.
Y continuaron las emociones: traspasar uno más de los innumerables espacios vedados entonces - había tantas prohibiciones…- la terraza de la catedral desde la que volvíamos a ver las chumberas, el ala sur del seminario, el camino enrollado, que tras pasar el Puente Romano - entonces se hacía mofa de Coria, repitiendo el dicho, ya no real. porque tenía un río sin puente y un puente sin río - ¡¡¡ se llegaba a LA ISLA!!! Paraíso terrenal de aquellos duros días, con la explana donde estaban los “campo de fútbol” de 1º, 2º…, desaparecidos ya, como también los majestuosos eucaliptos, tragados por el progreso urbanícola.
Aquí y ahora los entonces futboleros rememoraban históricas gestas, en las que destacaban, especialmente, el portero extraordinario Angel Teodoro, dignísimo émulo de Ramallets, o el inexpugnable defensa Lalo, con sus espectaculares despejes, o los regateos y raudas inrtenadas por la derecha del escurridizo Cesáreo…Y que decir de las ¡¡¡boootas de cueeero!!! , sí, sí, únicas, de Luis Nemesio que fomentaban la “sana, o no tan sana envidia”. (¡Cuántos escollos nos ponía delante el Señor para probar nuestra quebradizas voluntad y vocación!)
Y los menos dotados o no practicantes del deporte - no había otros; también en eso seguíamos los caminos del Señor en la pobreza- , nos fortalecíamos en el cuerpo, por eso de “ mens sana in copore sano” realizando otras gestas no menos gloriosas. Todos tratábamos de avanzar por las sendas tortuosas de la vida, - Otra más: “Dios escribe recto sobre renglones torcidos”- que nos condujeran a la cima de la perfección.
Y como nada hay perfecto bajo el sol dos duras eventualidades vinieron a sacarnos de aquel Sinaí-éxtasis, que nos devolvían a la realidad: el calor que el sol de justicia extremeño hacía sentir y la fugacidad del tiempo que nuca ni ante nada se detiene. Quizá alguno hubiera deseado emular a Gedeón ante las puerta de Jericó que imploró ante Yahwe la detención del sol- y a ser posible con aire acondicionado en el mismo “kilt”-. Pero quedaba tanto que comunicar, que revivir.
Así que “posar para la posteridad” fue una carrera de obstáculos mayor que aquella de La Isla de 1.958/59. Entre otras cosas, porque éramos “muchas” más.
Aquella foto ha sido para todos nosotros mucho más que una foto. Para alguno, una reliquia tan valiosa, o quién sabe si no más, que El Mantel, pues gracias a ella el tiempo se detuvo y muchos mantuvimos las raíces caurienes y hasta extremeñas, que nos ataban y ahora nos atraían a esta entrañable tierra - y esto nos e nacionalismo - y que en este día renovaban o acrecentaban nuestro espíritu, “como brotes de olivo - en torno a tu mesa,Señor”- “Una imagen vale más que mil palabras”.
En estos momentos apareció nuestro “Flautista de Hammelin”, que desmelenándose, real y metafóricamente, pues melena y barbas blancas hacen honor al apellido, comenzó a tañer su gaita y golpear rítmicamente su tamboril, para, como en el cuento, conducirnos hacia la guinda de “La Visita” : El Seminario Conciliar.
Allí la expectación, la sorpresa, la pena contenida o desbordada, el asombro hicieron mella en los más fuertes:
El patio sin el zócalo ni los bancos de azulejos, la enredadera que trepaba casi hasta el tejado desaparecidos, como los naranjos y el limonero- ¡ Ay, los naranjos testigos mudos de tantas tentaciones y sufrimientos!-,
Ni la campanilla que nos llamaba a todas horas. Sólo La Inmaculada sigue presidiendo allí arriba tanta soledad. En el rincón, ahora más oscuro y frío aún, la “caverna” de Marceliano, la portería, las clases…la de D. Gregorio la de más recuerdos, por la que todos los que ingresamos en el 55 y absolutamente todos fuimos pasados por la piedra; la de D. Ovidio, la más bonita. La entrada a la capilla donde hacíamos fila. El comedor, de nuevo alubión de recuerdos: a quién la sémola le salía por las orejas, a quién la mantequilla o el queso americanos le encantaba o repugnaba,…”¿Qué comemos hoy? - ¿Hoy…? -¡ Lentejas con carne!
La escalera de piedra, entonces casi grandiosa y limpia, ahora sucia y tentadora nos empujaba a traspasar las barreras que imponían el paso - pero, ¿ no estábamos ya entonces hartos de tanto mando y obediencia ciega? - y a desoír las voces de la prudencia que nos prevenían y precavían de los peligros. Pero estos “quijotes” no paraban mientes y se lanzaban en busca de osadas aventuras, ¿ o tal vez en busca de perdidos amores, nebulosas dulcineas ? Y ya en la primera planta, en la galería donde se accedía al coro de la capilla, dormitorios “ por allí a la Michela de abajo,-eso fue vendido ya hace mucho tiempo -, las habitaciones de D, Manuel y D. Ovidio,- Dios o la suerte te libraran de ser convocados a ellas; mejor ni haber nacido - el estudio grande-clase de D. Esteban-salón de actos de fiestas como la de la Inmaculada , en que la atracción estrella la constituían los juegos de manos- aquellas manos con aquellos dedos de nuestro sempiterno Marceliano, el portero; y qué decir de las sesiones de cine, siempre o casi siempre de El Gordo y El Flaco, para adelante y para atrás.
¡ Cuánta ruina ¡ (A alguien se le vio en un rincón, ajeno a cuanto sucedía alrededor, absorto, perdida la mirada y casi demudada la color, quién sabe si buscando entre sus recuerdos, las telarañas o escombros todo lo que el viento ser llevó o recordando/parafraseando los versos de Rodrigo Caro
“Estos Favio, ay dolor, que ves ahora
Campos de soledad, mustio collado
(despojos de ruindad, seminario asolado)
Fueron en otro tiempo Itálica famosa
( “ “ “ la Caura “ )
Un muy reducido número osó, tal vez impelido por voces interiores que le empujaban a subir, subir, subir - ¿ seguiría zumbándole en los oídos aquel “ascende superius” que tan pocas veces escuchó entonces? -.
Aquí entre tanta osamenta y excremento reseco, fruto de décadas de “siniestro total”, quizá fue más fácil huir del pasado hacia delante, no sin recordar, quizá el romance del enamorado que pide a la muerte un día más de vida, siéndole concedida una sola hora, al final de la cual, sin cumplir su último deseo oye la postrera voz: “Vamos, el enamorado. La hora ya está cumplida.”
Eran las pámpanas - aún no “las cinco en punto de la tarde”- y, por tanto, hora del yantar.
Y como ya no tenemos que hacer méritos - ay del que no los haya acumulado, a estas alturas - ni sacrificarnos por las misiones, la santificación de nuestras, aunque inocentes, pecadoras almas, la conversión de Rusia, que con tanto secreto e insistencia nos urgía Nossa Senhora do Rosario de Fatima, ni prevenir turbias tentaciones, etc, etc…pues comamos y bebamos, pero con mesura y moderación, - no vamos a mencionar “la bicha”, pues cada cual tenemos lo nuestro - que mañana… un mañana cada vez más seguro y cercano.
Hoy, renegando del pasado frugal y haciendo honor a la “marca extremeña” degustamos caldos y manjares que fueron entonando los ánimos para hacer verdad lo de que “de la panza sale la danza.
Y así, entre “bocao y trago” los más animosos o “desvergonzados” fueron caldeando el horno, que sí estaba para bollos.
Por aquella zona, Paule destapó el tarro de las esencias, invitando a degustar versos “gran reserva especial de la casa”.
Se sucedían parabienes, saludos, agradecimientos,- el que más cosechó, justísimamente Pedro Rivas Pardal, que ahora se define como “peripa8”- por activa, pasiva y hasta perifrástica, simple o compuesta -
Se superponían las propuestas: repetición del evento en modalidad anual, bianual…”quincuaquintanual”, que, evidentemente, no se aceptó.
A la más simple mirada observadora, los ojos mostrábanse más que alegres, chispeantes, los rostros-mofletes bien sonrosados; la sonrisa, fácil, propensa a la carcajada individual, grupal, colectiva…las orejas-sería cursi, a estas alturas, decir pabellones auditivos o algo así- enrojecidas y tersas, como queriendo sepultar en el olvido los gélidos tiempos que nos las marcaban con dolorosos y humillantes sabañones; manos ágiles, revolanderas…en fin Apoteósico. (Y si a alguien le gusta más “excelso”… que lo diga/escriba, venga.)
Como quiera que no había mucho orden y quizá demasiado concierto, alguien, acaso con dotes de mando, organizativas o simplemente más en sus cabales que otros - pues siempre y en todas partes el espíritu sopla donde y cuando quiere y siempre hubo entre nosotros abundantes y variados carismas -, sin mediar palabra alguna, aunque se vislumbraba al orador avezado o conductor de masas nato, “salió a los medios”, con “las armas en ristre” ni de matar ni de pelea o justa, y arremetió con jotas y perantones, del más rico y variado folklore extremeño-leonés que dejaron complacida, y lo más importante y buscado por el “artista” callada a la concurrencia.( Sin querer faltar, pero es cierto que “la música amansa hasta a las “… A buen entendedor.)
Y ahora, en expectante silencio, leyó/declamó unos versos compuestos para la ocasión, que “el respetable” supo agradecer.
Y jotas y perantones, que, más las mujeres que los hombres, fueron ejecutadas con júbilo y maestría.
Y continuaron las alocuciones y discursos…hasta que los sones del “acordeón de Simón”, se expandieron sonoras por el salón, primero solemnes hasta convertirse en frenéticos ritmos que transformaron en improvisada pista de baile el recinto donde las consumadas parejas bailarinas mostraron sus habilidades, que arrancaban comentarios de asombro y admiración con alguno que otro didáctico, com,o éste de uno de nuestros expertos, que “tenemos de tó y pa tó”: ¡ Qué bien ejecutan Lourdes y Víctor, el pasodoble “ a estilo Lagunilla”. O este otro: “Marciano A. y señora, serían serios aspirantes a campeones de “Mira quién baila”, por ejemplo” .
Y el tiempo volvió a recordarnos que era tiempo de cerrar el día. No era “hora est jam e somno sugere” de Laudes, sino de separarnos y reemprender la marcha a la casa.
Y mientras nos encaminábamos a la ermita de Arjeme, rememorando la tradición o viejos recuerdos - a finales de mayo o fin de curso o ciclo ante los pies de nuestra patrona La Inmaculada, que nos cubría con su manto protector, cantábamos henchidos de emoción y fervor: “Adiós, Madre, adiós, Virgen bendita.Otro (año, día…) esperamos volver…”- constatábamos, una vez más el paso de tiempo y el progreso, que se llevaron las encinas…
Allí está, ahora más luminoso y blanco todo, “La Morenita” que aclamaban los caurienses, para los finos, corianos para los castizos, aquel lejano mayo del 56 cuando fue coronada. ( Angel, Pedro, aquí podéis añadir…)
Postrados, real o metafóricamente a sus pies, se entonó el himno, que como en la catedral mostró las virtudes o carencias de cada cual.
Aún quedaban fuerzas para las penúltimas emociones: la despedida.
Y de nuestras almas y corazones continuaron manando efluvios que nos fundieron en el abrazo del adiós, que “no es un adiós solemne.Es hasta luego, nada más.” Expresado “con el corazón, que con el alma no puedo”. Pues “al despedirme de ti,/ de sentimiento me muero”.
Y si durante todo el día sobre nosotr@s sobrevoló la presencia y el recuerdo de J.A. Camino, P. Bázquez, F.Aparicio, es preciso dejar constancia de los que ya marcharon…: Alberto Gonzáles, Francisco González, Ramón Macías, Justo Quiñones, Francisco Ramos, Gaspar Morocho y Ambrosio López.
Y, ahora sí, ¡ GRACIAS, POR HABERNOS DADO ESTE DIA ¡ (Especialmente a ti, Pedro )
¡Hasta pronto o hasta siempre!
Cualquier día, en cualquier lugar
I Encuentro sexto curso Coria1960
Coria, sabado 21 agosto 2010